Es y será siempre mi escuela, donde comencé a leer, donde comencé a escribir, comencé a contar, comencé a sumar, comencé a restar, comencé a dividir, comencé a multiplicar; ese fue el lugar donde comenzó todo.
Siempre recordare el colegio que me enseño lo que sé ahora, al colegio que me presento a los compañeros de curso que tuve ahora y los amigos que tengo. Nunca olvidaré el día que pise por primera vez mi escuela, donde conocí a todos mis amigos y compañeros que tengo, a los profesores que me apoyaron siempre, en las buenas y en las malas, donde todos mis compañeros aprendieron y son lo que son ahora.
Unos son desordenados, algunos estudiosos, otros conversadores, algunos estudiosos, un poco peleadores, una pisca de pesados y humoristas inoportunos. Para mí, este curso es un pastel, un pastel casero hecho con el cariño de una madre, para hacernos feliz, sólo tengo el recuerdo de las enseñanzas que me entregaron mis profesores y mis amigos, que me entregaron un gran calor que si no siento en mis venas, se convierte en un frio en todo mi ser. La amistad que me entregaron mis amigos, a cada compañero que ayude con las cosas que no sabían, sólo por no entender el conocimiento de la vida.
Lo único que no logro aceptar, en el hecho de que ya no tengo a nadie con quien jugar mi alegría, ni siquiera el grito de los campeonatos de los chicos, que gritaban hasta que se escuchara en el cielo. A veces pienso que el dolor de dejar algo querido, es el que convierte los malos momentos vividos en un bello recuerdo.
A pesar de que esto pasó hace a mucho tiempo no puedo evitar derramar más de una lágrima por el sencillo hecho de recordar un suspiro provocado por el tormento de no verte más. Cuando me dicen que no vale la pena por llorar por algo así, mi llanto aumenta, porque cada lágrima lo vale, si no lo valiera no lo haría así como lo hago, cada letra, palabra, cada frase u oración que escribo al derramar cada lágrima, cada suspiro, todo esto vale la pena, yo creo que más aún…Con ellos aprendí que era diversión, que era alegría, aprendí a soñar, a sonreír, a llorar, apredí que era el silencio, que era el ruido, que era el miedo, supe que era la seguridad, la soledad, la protección, comprendí que era la responsabilidad, que eran los gustos, con sus diferencias y semejanzas en el mundo. Entendí que era la música, que el baile, que era un instrumento y tocarlo. Aprendí a cantar, aprendí a bailar y seguir un ritmo.
En este mundo aprendí muchas cosas y lo que más entendí fue el sentimiento de extrañar y lo aprendí gracias a ustedes…
Cony
