¡HOLA! :D


martes, 12 de febrero de 2013

La Corredora


Corrí a buscarte con la esperanza de que aún estuvieras allí. Mis pies avanzaban sin tomar en cuenta lo que mi cerebro les ordenaba; parecía que no conocieran la cordura y se dejaban guiar por el deseo que me hacía temblar de emoción. Ese deseo que me obligaba a verte día a día, el mismo que me motiva a crear un sonrisa en tu rostro. Aún sin saber cómo, necesito hacer que tu cara cansada distante sonría son simpatía.

Comenzó a llover, y yo sigo corriendo. Mis pantalones se han vuelto a mojar por tu culpa. Mis pies se han congelado de frío. Pero no importa, porque te veré. Estarás allí, serio, como siempre; caminando de un lado a otro, mirando tu celular a cada segundo, saludando a quien se cruza por tu camino con esa desesperante cortesía que me conquistó.

Ya estoy llegando. Sé que me esperas, me lo dice el corazón. Late porque me espera tu cariño. Jadeo cansada, pero corro más rápido para poderte encontrar. Mi fiebre comienza a aumentar. Mi resfriado me dice que me detenga, que es una locura. Yo no escucho y sigo corriendo. Veo tu auto estacionado. Aún no te has ido. Sonrió porque lo sabía. Mi mente se llenó de escenas nuevas, otras viejas, pero que igualmente me llenan de emoción.

Abro la puerta para verte. Busco y busco ¿Dónde estás? Avanzo por el pasillo. No te veo…

Volví a la realidad: estás con ella. La que te hace reír más que yo, la que puede llamar tu atención aún cuando no lo desea. Ella, la divina. Ella que tiene derecho a besarte siempre que quiera, como ahora. Ella que desea tus brazos tanto como yo, y lo obtiene. La que se lleva toda tu atención haciendo que me des la espalda.

Es momento de irme. Me he mojado más de lo pensado. No me queda dinero para pagar un autobus, tendré que caminar. No esperaré a despedirme, no te agrandará. Saldré por atrás, me mojaré más, pero no me verás. No correré, sólo caminaré, así mi llanto no se oirá y mis lágrimas se confundirán con la lluvia.

jueves, 28 de junio de 2012

No eres nada


Y así mueren tus sueños;
Gritas por rescatar tu vida,
Pero es demasiado tarde
Porque ya estás en medio de la vía.
El tren pasó sobre ti.
Eres lo que eras.
Tratas sólo de confiar en ti,
Pero lo hechos matan tu alegría.

Eres sólo lo que dicen;
En tu cabeza no hay nada.
Si fuiste inteligente,
Terminó,
Si amaste alguna vez,
Ese amor se esfumó.

Quisieras ver tu sangre
Caer de tus venas,
Mientras liberas un grito
Que clama la atención que quisieras.

Eres lo que fuiste
Eres lo que no eres.
Sueñas con volar alto
Pero sólo gateas.
Gateas lento,
Gateas con pena,
Te detienes de golpe
Y retrocedes sin darte cuenta.

Ya no sabes cómo luchar.
Quieres darte por vencido,
Pero con dolor te vuelves a levantar
Y poco a poco vuelve a caminar.

viernes, 17 de febrero de 2012

Viaje por el túnel

No estoy segura de cuándo fue que comenzaron las cosas. Tampoco de por qué cambiaron.


Él no me quiere decir nada. Con suerte aguanta que le mencione sobre aquel día. Siempre que le pregunto qué ocurrió, corta la conversación o desvía el tema.
-Hice todo lo posible por protegerte. – Es lo único que he logrado sacarle de información después de tantas súplicas.
Debe de ser po eso que ahora se preocupa de no perderme de vista. No quiere que nada me pase, hasta que mi momento llegue. Claro, después de todo, ese es su trabajo.
A veces estoy sola, o triste, o nerviosa, y Carlos siempre está allí, queriendo calmarme, y cuidarme. Como aquella vez que me llevó a dar un paseo aéreo por la ciudad la noche antes de la prueba de historia.
Qué suerte tiene, puede volar. Claro que tuvo que morir para poder hacerlo, y eso no es agradable.
Cuando chica creía que sólo los bebés y niños pequeños se volvían ángeles, ya que no alcanzaban a pecar, pero cuando conocí a Carlos quedé perpleja. Uno nunca imagina que tu ángel de la guarda sea gente hecha y derecha, y, generalmente, del sexo opuesto.
Carlos tiene como veinte y siete años…o era su edad cuando murió. A esa misma edad me toca morir a mí, pero no sé qué ocurrió que me pasó algo antes de tiempo.

Cuando vives en una isla es normal que tus amigos estén dispersos por todos lados y estés obligada a recorrer grandes distancias, teniendo que salir de la ciudad. Sobre todo, alrededor de la carretera hay muchas casas, y los conductores no tienen suficiente precaución, porque, después de todo, eso sigue siendo una carretera y no una calle de las que rodean la plaza.
Quizás fui yo la que no se fijó antes de cruzar o fue el conductor el que no se percató en mí, lo que sé es me dolió mucho.
Un golpe en las costillas. Creo que me hizo volar el impacto con la camioneta, porque cuando reaccioné estaba en el pasto, aturdida.
Vi mi sangre, caliente, brotando de mi cuerpo. La sentía en mi boca, caer por mi nariz, al mismo tiempo que dejaba de tener fuerzas en mis músculos. Estaba débil. Quería levantarme pero no podía. Era como si mi alma dejara mi cuerpo.
Caí como un saco al suelo y lo único que lograba percibir eran gritos de algunas ersonas, que seguramente habían visto el accidente. Mi vista se estaba nublando. No sentía ni mis brazos, ni mis piernas. De pronto dejé de respirar.
Me había muerto.
Uno, por lo general, no sabe que se murió hasta que te lo dicen o hasta que ves tú cadáver siendo llevado en la ambulancia.
Yo no vi mi cadáver, ni ambulancia, ni gente, ni gritos, ni llantos, ni nada. Sólo vi un túnel.
Allí fue cuando conocí a Carlos.
No soy nada tímida. Al contrario, soy muy impulsiva. Pero la forma en que me miraba me hizo encogerme.
No quitaba sus ojos de mí. Estaba serio; pero no era una seriedad molesta, sino que una serena. La luz le iluminaba la mitad del cuerpo y la mitad de la cara, mientras que el resto estaba en la oscuridad. Usaba una polera y unos pantalones blancos. Sus alas eran como las de una paloma y sobre su cabeza estaba flotando una aureola.
Me acerqué a él y, disimulando normalidad, le pregunté:
-Emmm…perdona… ¿dónde estoy?
Silencio.
-Ehhh…perdón que insista, pero... ¿quién eres tú? – reiteré al no encontrar respuesta.
Me siguió mirando.
-Soy tu ángel – dijo por fin-. Sígueme.
Obediente, me fui tras él a través del túnel. Me sentía perrito castigado, yendo así, cabeza agachada, al paso de él. Me dio un poco de escalofríos, sobre todo porque no sabía dónde estaba.
Al final del túnel había demasiada luz. Era blanca e iluminaba hasta el otro extremo, sólo que con menor intensidad.
-Oye – le dije-, disculpa, ¿quién dijiste que eras?
-Carlos. Tu ángel guardián. O de la guarda.
-¿Mi ángel?... ¿¡Y por qué no te conocía!?-me sobresalté.
-¡Porque no me podías ver! – respondió comenzando a perder la paciencia.
-¿¡Y por qué te veo ahora!?
-¡¡Porque estás muerta!!! – gritó.
-Ay…perdón…-me disculpé. Definitivamente no estábamos teniendo un buen comienzo.
Seguimos caminando. Procuraba disimular mi sorpresa por haberme enterado que había fallecido, pero después de tremendo golpe no me extrañaba.
Nos seguimos acercando a la luz. Cada vez era más intensa. No me había dado cuenta de lo frío que estaba el túnel, pues poco a poco esa sensación fue desapareciendo; un aire tibio surgía a medida que nos aproximábamos. De pronto el suelo se ablandó. La luz se esparció por todos lados y pude ver dónde estaba.
-Llegamos – declaró Carlos.
En medio de blancas nubes, se alzaba una gran puerta hecha de barrotes de oro, justo frente a nosotros. El cielo  nos acogía y protegía, mientras que el brillo de la puerta daba pequeños destellos. A un lado, había un hombre de gran barba con un enorme libro que estaba con otras personas hablando y hojeando las páginas.
-Espera aquí – me dijo mi ángel y fue a hablar con esas personas.
Me senté en el suelo y crucé mis piernas.
Me puse a meditar: Ahora que estaba muerta no vería más a mis padres, a mi hermana, ni a mis amigos. Y si no me dejaban entrar al cielo iría al infierno, y si no me dejaban allí vagaría por el mundo el resto de mi vida eterna.
-Listo – sentenció Carlos con una sonrisa-. Vamos.
Regresó al túnel.
-¡Hey! – Le grité alcanzándolo- ¿A dónde vas? ¿Qué pasó? ¿Qué te dijeron?
-Te dieron una nueva oportunidad – dijo -. No era tu momento.
-¿¿Qué?? – Ahora me había confundido de verdad.
-Eso. Ahora debes regresar.
Volvimos por el túnel de regreso al mundo real.

Desperté en mi cama, son el sol colándose por mi ventana. Apareció mi hermana, diciendo que se me hacia tarde para ir a la casa de mi amiga. Comencé a tocar mi cuerpo buscando heridas o sangre o alguna cicatriz. Le conté lo que me había pasado y dónde había estado. También le hablé de mi ángel de la guarda.
-Si claro. Entonces estoy hablanco con un fantasma – dijo con tono burlón.
-¡Es verdad!
Busqué ayuda para demostrarle que era verdad. Algún indicio, una prueba…algo.
Entonces lo vi. Carlos, frente a mi cama, no parpadeaba vigilándome. Lo apunté con el dedo diciéndole a mi hermana que estaba allí. Ella miró y comenzó a reírse. Al parecer sólo vio el rincón vacío de entre mi cama y un mueble. Se burló arrodillándose ante Carlos alabándolo como si fuera un dios. Él puso cara de extrañeza y se hizo a un lado.
-No diga tonteras – concluyó yéndose después a la pieza de al lado a tocar batería.
Miré a mi ángel. Me sonrió, y me convencí que no había muchas personas a quienes les pudiera contar mi secreto. Porque eso se volvería ahora: un secreto.

Gracias a Dios encontré amigas que creen que veo ángeles, pero sólo he podido contar a unas pocas el origen de mi videncia. Ya me he acostumbrado a verlos en todos lados y también a la acosadora mirada de Carlos. Pero no sé si me acostumbraré a no saber qué pasó aquel día que morí y él no lo pudo evitar.
-Hice todo lo posible por protegerte – dijo con melancolía-. Ahora duerme.


 Por Constanza Ramos

sábado, 15 de octubre de 2011

Lluvia y sol

Lluvia mía,
Imploro me hables
Si es que me escuchas
No me delates
Sólo tú sabes mi secreto
Ese que jamás habré de contar
Y si la gente lo sabe
Espero que bajo tierra yo vaya a estar.

Lluvia mía,
Moja mi mirada sufriente.
Las palabras que me llegan
Llévatelas para que no regresen.

No me separes de mis amigos
Que muchas veces son los únicos que me entienden
Suplico que tu lluvia mía
No te lleves como la tierra mi destino.

Lluvia mía
Sé que igual eres esclavo del destino
Pero no juegues conmigo.

Lluvia mía,
Si te vas
Que el sol regrese
Para verme sonreír
Y después te lo cuente a ti
Y que juntos
Un arco iris
Formen cada mañana.

domingo, 25 de septiembre de 2011

OCIO TV



Ocio TV inaugura su primer vídeo editado con el sony vegas.
Con nuestra modelo: Javi Torres y la grabación de Cony Ramos (holi c:)
Espero les guste ^^


P.D: Sé que no es la gran cosa, y entiendan, estoy aprendiendo! Dx

viernes, 23 de septiembre de 2011

Viento en mi primavera

Mírame suave
Con dulce sonrisa,
Con susurro fijo
Ve lo miro,
Delicada primavera
Que poco a poco llega
Mírame a los ojos
Para que tú contorno
De luz radiante
Me muestre lo que eres
Y no sólo lo que veo.
Espero que entiendas
Que mi corazón habla
Y que mis alas
Surgen casi de la nada.

Rápido viento que pasa
Susúrrame al oído.
Viento u sol
No me quiten el llanto
Que me provocaron
Y hace mucho llevo callado,
No tengo forma de contar
Lo que mi mente puede guardar
Y después perder solamente
Con un descuido fugaz.

Acaríciame el cabello
Desaparece en un destello,
Tómame la mano
Sonríeme calmado,
Hazme reír un poco
Que mi ánimo
Cae poco a poco,
No dejes de ignorarme
Que es mejor así
No merezco
Que me entiendas
Y si soy cruel
Perdóname.

Alguna vez
Me has visto
Derramar de mis ojos lágrimas.
Parece que no ha pasado
Y eso me duele en el alma.
Brillo de esperanza
Que mira mi cara
Abandóname luego
Que no consigues nada
Y no me mientas tanto
Que se calla mi canto
Y ya de por sí
Estoy cantando despacio.

Se muere mi corazón.
Quiero vivir feliz.
Mejor vivo sin emoción
Así me ahorro mi sufrir.
Para todos
Es mejor así.


Cony

domingo, 28 de agosto de 2011

Sólo palabras


Cuando uno es niña dice que quiere ser profe de grande, la reacción de tus amigos es que tienes que ser algo lindo de grande. Esa expresión es entre: mata-sueños y mata-pasiones…sobre todo porque es algo con que te da por ser algo en un momento, en una etapa de la vida, la del cambio, la de conexión…la del…lío interno…
No es sólo lo que haras en tu futuro, sino que como saber cuando un chico te gusta, sobre todo si es la primera vez que sientes eso…esa cosita llamada amor…
¿Qué se siente que te guste alguien…?
¿Qué se siente que te hagan sufrir…?
¿Qué se siente que te den un beso, y que te digan: “Te amo”?
¿Qué siente…estar al lado de esa persona…que te abrace…que te quiera?
¿Qué se siente eso…?
No lo sé.
Si me preguntan a mí…no lo sé.